Por Diego Gavidia Manzano
Hoy más que nunca, el ser humano se ve enfrentado al avance tecnológico y sus posibles consecuencias.
Por una parte, las comunicaciones parecen estar subordinadas al poder hegemónico de las Redes Sociales.
Por otra, la Inteligencia Artificial (IA), cada vez con mayor capacidad para realizar distintas tareas, amenaza con sustituir la fuerza de trabajo de las personas.
Si bien este fenómeno ya sucedió antes con la Revolución Industrial, y con tal antecedente hay argumentos para pensar que la tecnología no es necesariamente mala, el uso y abuso de las Redes Sociales están cambiando la forma de comunicarnos y afectan la psicología de las personas desde distintas aristas.
I.- La Nomofobia
En el año 2008, la oficina de correos británica investigó la ansiedad que genera la falta del celular y acuñó el término “Nomofobia”.
El término proviene del inglés “No mobile phone phobia”, y se puede identificar por distintos síntomas; entre ellos: Ansiedad intensa al olvidar el celular en casa o quedarse sin batería/señal; revisión compulsiva del teléfono; sensación de aislamiento o inseguridad al no tener acceso al dispositivo; dificultad para concentrarse en actividades sin el teléfono cerca, interferencia en la vida social, laboral o académica; y dependencia emocional del dispositivo móvil para sentirse conectado o tranquilo.
Todos estos síntomas, además, desembocan en conductas que van en contra de la normalidad, por ejemplo: revisar el teléfono en instancias de comunicación importantes, tales como una reunión o una cita; No poder disfrutar plenamente de momentos como vacaciones, comidas o reuniones si no se tiene el móvil disponible; o preferir interactuar por mensajes antes que tener una conversación cara a cara. Esto último se da, especialmente, en adolescentes.
II.- Efectos negativos de las Redes Sociales en la salud mental
En un estudio publicado en 2017, los investigadores Nazir Hawi y Maya Samaha indagan en el vínculo que existe entre la adicción a las Redes Sociales y la depresión. En este trabajo, se da cuenta de cómo las personas se sienten aisladas o desplazadas cuando no se comunican por redes sociales.
En otro estudio publicado el año 2021, Hosam Al-Samarraie, Kirfi-Aliyu Bello, Ahmed Ibrahim Alzahrani, Andrew Paul Smith, Chikezie Emele, demuestran que las personas basan sus expectativas de éxito en el contenido que las personas publican en sus Redes sociales, lo que también tiene como consecuencia problemas de depresión y aislamiento, los que se suman a problemas de autoestima.
Lo más preocupante, es que los efectos de la adicción a las redes sociales no sólo son conductuales, sino que también afectan a la composición química del cerebro.
En el 2020, la Revista Americana de Neuroradiología publicó un artículo en donde, a través de estudios de neuroimagen, se demuestra que la sobreexposición a las pantallas y el exceso de comunicación virtual afecta zonas del cerebro relacionadas con la memoria y la toma de decisiones. Específicamente, esto se relaciona con niveles elevados de ácido gamma-aminobutírico (GABA) en la corteza cingulada anterior, una región asociada con el control emocional y la toma de decisiones. Sin embargo, después de nueve semanas de terapia cognitivo-conductual, los niveles de GABA disminuyeron, lo que sugiere que la intervención terapéutica puede revertir algunos de los cambios neuroquímicos asociados con la adicción.
A partir de lo expuesto, se puede concluir que las redes sociales tienen un efecto negativo tanto en el comportamiento de las personas, como en la composición química del cerebro.
Se trata de un problema real y concreto que está afectando gravemente a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que el problema de los avances tecnológicos no tiene que ver con los descubrimientos en sí mismos, sino que más bien radican en el uso que se les da.
En este sentido, podemos concluir que los efectos negativos del uso de las redes sociales pueden ser contrarrestados por el autocontrol de los usuarios y por políticas públicas. Un ejemplo de esto es la decisión de Suecia de volver a los libros, erradicando las pantallas de las salas de clases.
Dada la contingencia, también agregar que debemos aplicar nuestro criterio al momento de consultar información, ya que la IA y su aplicación a los Medios Masivos de comunicación manipula los contenidos que consumimos a través de las redes sociales.
Además de los efectos ya mencionados en este trabajo, la masificación de noticias falsas y la difusión de datos manipulados es otra de las consecuencias de la Nomofobia y el exceso de información en el que estamos inmersos.