diciembre 22, 2024

Las edades de Carlos Cuevas Moya

Escrito por Felipe de la Parra, diciembre 19, 2024

Fuente: https://lanuevamirada.cl/las-edades-de-carlos-cuevas-moya/

1971.

“Puedes matarme si quieres / Mi amor no lo matarás / Tengo la esperanza puesta / En volverte a conquistar / Que una vez te diste entera / Nunca lo podré olvidar / Amor”.

Cantaba mi compañero de la brigada de construcción de los Trabajos Voluntarios, Carlos Cuevas Moya, alumno de Geología de la Universidad de Chile. 

Carlos tenía 19 años

Habíamos llegado junto a centenares de estudiantes de la FECH, a mediados de julio, a la ciudad aledaña de Petorca, a Hierro Viejo, a ayudar en la reconstrucción de los damnificados del Terremoto del 8 de julio, el “terremoto de la Manivela”. Armamos una brigada con compañeros del Pedagógico, donde me recuerdo a Lautaro y Verónica, entre otros. Cada día salíamos, con herramienta en mano, a levantar casas de emergencias, en jornadas que solo tenían el respiro de la merienda del mediodía.

Temblada a cada rato y solo nos mirábamos cuando sucedía, por si venía un segundo terremoto. El Chile de aquel entonces, el Chile de Allende, por esos días levantaba su estrella más fulgurante: la Nacionalización del Cobre, el sueldo de Chile.

Al terminar la jornada, dormíamos en una mediagua que nosotros mismos habíamos levantado. Agotados, nos arropábamos en la conversación y en los sueños. Carlos, era el más joven de todos nosotros. Lo bautizamos como Artemio”, por su semejanza a la caricatura con su peinado “a lo Beatle”.

Entonces, Artemio cantaba la “Canción de Amor” de Ángel Parra. Todos nos dormíamos con la ilusión de encontrar al amor de la vida y con el deber cumplido. Todas las noches. Enamorados.

“Puedes quitarme el aire / Que preciso pa’ vivir / Pero no podrás quitarme / La fuerza que nació en mí / Cuando mujer, cuerpo y alma / Me diste en el mes de abril / Amor”.

1973.

Carlos tenía 21 años.

Era 21 de diciembre. En el cine Sao Pablo, en la calle Merced, daban la película “Viaje a Santiago” de Hernán Correa (1960) y la vi porque actuaba mi padre, el viejo Edmundo y descubría que también lo hacía, en un papel secundario, el mítico Víctor Jara. A la salida del cine, compré La Segunda y me encontré con la noticia del Plan Leopardo.

“Entonces me fui muriendo de sueños / me morí de compañeros / se acabaron las familias / no pude escribir cartas / morí tanto que no me quedo más camino que vivir / vivir invisible / vivir sin nombre / vivir por dignidad”.

La mentira hacía gala en el ejercicio del periodismo. Mentían en la versión del miedo y la cobardía. Cinco jóvenes fueron detenidos en la noche y asesinados hasta que sus cuerpos no pudieron ser vestidos por sus familiares para su funeral: Luis Alberto Canales Vivanco, Carlos Alberto Cuevas Moya, Alejandro Patricio Gómez Vega, Luis Emilio Orellana Pérez, Pedro Rojas Castro.

El Quilapayún cantaba “Plan Leopardo”, (1975) de un poeta anónimo, con música de Willy Oddó. Cuatro cerebros de plomo, / cuatro fraguaron el plan, / cuatro «Leopardo» dijeron, / cuatreros de la verdad. /… Cinco muchachos cayeron, / los cinco muertos quedaron, / cinco balas traicioneras, sin compasión los mataron. /… Seis puños que se levantan, / son seis estrellas que llegan, / seis por cada compañero, / se izará nuestra bandera”.

1986.

Carlos tendría 34 años.

Recuerdo cuando el “Laucha”, Lautaro, insigne brigadista del 71 de la Brigada de Hierro Viejo, en plena dictadura, llevaba en su billetera un viejo recorte de diario, donde contaba nuestras andanzas en la reconstrucción de la ciudad arrasada por el terremoto, cuando escribía la columna dominical “Andamio”,bajo el seudónimo Huichipirichi. Lo había llevado como su tesoro más preciado de amor y con el recuerdo de Carlos, nuestro “Artemio”, mencionado en la columna. Lo recordaba cantando todas las noches la misma canción de amor. 

2024.

Carlos tendría 72 años.

Y el olvido quisiera que borrara su voz cantando “Canción de Amor” de Ángel Parra. Quisieran que diera vuelta la página. Que se apagara su fuego en mi historia. La escritora Gabriela Aguilera nos recordaba: “El olvido es fatal, nos lleva a perdernos”.

Mis hermanas y mis hermanos poetas, escritores y músicos, del Colectivo “Poesía es Memoria” van verseando, cantando, de casa en casa, de comuna en comuna, para quedarse con la ternura de la vida, para cantar para que nadie se olvide, como hoy en la mañana, 21 de diciembre en el Teatro de la Corporación Cultural de San Joaquín, amaneciendo por todas las mañanas vividas y las por vivir.

Sin embargo, Carlos vive. Está con nosotros. Cuántas veces nos llamamos Carlos en los nombres clandestinos de la dictadura. Carlos vive. Carlos canta esta mañana y en cada noche de nuestras noches de sueño libertario. Carlos vive cantando la “Canción de Amor”.

“Quítame la cordillera / Quítame también el mar / Pero no podrás quitarme / Que te quiera siempre más / Lo que entre dos se ha sembrado / Entre dos se ha de cuidar / Amor.”

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