Por Toño Freire.
La conversación se pone entretenida entre el grupo de amigos que nos juntamos en Plaza Uruguay de Providencia. Todos grandes. De distintas especialidades e ideologías. Monsalve, Goic, Tohá, Pérez, Vallejos, Jackson, Marcel saltan entre las ramas de los árboles. Evidentemente, convenios, tribunales, banco central, CORRUPCIÓN, violación, dominan el temario. La gran inquietud: si fracasó esta generación de jovencitos moralmente superiores y en las encuestas de opinión la partidocracia es despreciada desde hace varios lustros, a los amigos placeños, les planteo ¿no habrá llegado la hora de olvidarse de los señores políticos y traspasar la gobernanza a otros núcleos sociales?
La interrogante los motiva. Todos opinan:
Juan Carlos, ingeniero comercial, implacable, apunta:
-No dejas de tener razón. La historia instruye que todas las profesiones tuvieron su tiempo y fallaron. Baste recordar la época de las religiones en que la aplicación de la Inquisición con su caza de brujas para lo único que sirvió fue para quemar a la inocente Juana de Arco.
-Y qué me dices de las monarquías, interviene Rubén, ingeniero informático, en el mismo tono: ¿Cuántas películas se han hechos mostrando las atrocidades de Enrique VIII? Y para qué hablar de los abusos de la realeza francesa: en Versalles caviar, champagne, joyas, pelucas empolvadas, y en las barriadas hambre, miseria, pestes.
-Bueno…por eso entraron los fanáticos de Dantón, Marat, Robespierre, guillotinando cuanto pescuezo real encontraron, saca la voz Moisés, comerciante: Habrán cometido fechorías y crímenes pero nos dejaron como herencia la Revolución Francesa con sus principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad.
– Nada cambia, todo es la misma mugre. Es la ambición por el dinero y el poder la que siempre movió y moverá a los políticos, suma el indiferente profesor Juan: ¡Han visto la serie La Emperatriz en Netflix? ¡La descompuesta corte de Luis XV era un kindergarten al lado de la de la reina Sissi y Francisco José de Austria!
-Pero no vayamos tan lejos. En las tres Américas abundan ejemplos de gobiernos fracasados en manos de profesionales disímiles, interviene Armando, ingeniero textil: En USA es emblemático el caso de Donald Trump, empresario y comunicador de televisión. Sobran los militares como Perón ¡bi general de los argentinos! que salieron con maletas llenas de dólares dejando a los descamisados tan desnudos como antes. Bolivia con sus rotativas de mandatarios traspasando la presidencia a Evo, su líder campesino y gremial, para hoy acusarlo de violador, es todo un caso.
-Perdonen, muchachos, pido la palabra. Como me voy a retirar, les dejo esta inquietud:
-¿Qué les parecen los hermanos peruanos? De verlo y no creerlo con sus últimos mandatarios, de diferentes profesiones, acusados de corruptos, saltando desde Palacio Pizarro a la cárcel…La política está tan desprestigiada que hay que mirar a otros sectores de la sociedad. El mundo actual requiere de otras mentes. Es demasiado diferente al que ramplonamente viven los políticos. Ellos ya tuvieron su cuarto de hora muchas veces y no lo comprenden. Les queda grande. Las nuevas tecnologías imperan. Inteligencia artificial, metaverso, algoritmos, avatares, ciberespacio, plataformas múltiples, neurociencia, son el gluten del presente. Es la hora y la era de los científicos. Hay que probar entregándoles el poder.
Armando, siempre astuto, socarronamente retruca:
-¿Y no has pensado que los científicos, con todos sus adelantos que nos maravillan, puedan ser alienígenas que ya nos dominan y que pacíficamente se harían del poder terrícola?