febrero 12, 2025

La literatura de ciencia ficción se toma la playa de Iloca

Por César Biernay
Alto impacto provocó en Europa y el mundo, el relato de un monstruo marino en el Lago Ness, cuyo animal de grandes proporciones pavorizó a los escoceses. Largas filas en los cines y en las tiendas de arriendo de películas ocasionó el film “El Día de la Independencia”, cuyos héroes, convocados desde la casa blanca en Washington, piloteaban aviones que rompían la barrera del sonido, logrando vencer a los foráneos que intentan dominar el planeta. Pero ni el Lago Ness en Escocia, ni la casa blanca en Washington, portan la maravillosa geografía que ofrece el litoral de Licantén.
Vaya que hace falta la producción y difusión de obras nacionales, que rescaten a protagonistas del Chile profundo, con pescadores lanzando sus redes en baja mar, con vecinos compartiendo un tibio mosto al calor de una chimenea o platicando bajo frondosos parrones. Esta es la riqueza de “Extraños en Iloca” (2025) escrito por Edward Grove y publicado por Rhinoceros ediciones, que en 130 páginas y en tamaño de bolsillo, nos invita a re-descubrir las bondades de la Región del Maule.
Pero no solo el rescate de nuestros lugares y de nuestra gente es el sello de este libro, sino la pluma del autor, que con el talento que nos tiene acostumbrados, desde su veta negra y policial, mezcla antecedentes históricos y ficticios en esta narración de ciencia ficción, que tiene su punto neurálgico en Iloca, comuna de Licantén.
El texto se divide en quince capítulos, cuyos párrafos ofrecen la claridad y fluidez propia de narradores con oficio como Edward Grove, que en lugar de ramificar la acción en hebras que se apartan del guión, narra el devenir del protagonista frente al enigma que sacude al litoral de Curicó. Por circunstancias tan asombrosas como inesperadas, la playa de Iloca recibe la visita de violentos extraños, que con afán dominador buscan cambiar la realidad de sus apacibles coterráneos. El arco aristotélico del relato es sencillamente magnífico, tanto en la trama y perfil de sus personajes, como en la descripción de la escena geográfica.
Así, la trama está marcada por las arriesgadas maniobras de Alberto, abogado, profesor y erudito del pueblo, que se ve inmiscuido en un trágico episodio que germina con el homicidio de un lugareño. En esta dinámica intervienen personajes reconocibles de los pueblos del sur de Chile, como el cabo y el suboficial de la comisaría, el sacrificado pescador, que aunque madrugue no hay nadie que le ayude, y el vecino, aquel amigo colindante que siempre tiene sus puertas abiertas para platicar de la vida en compañía de un buen mosto.
En cuanto a la escena de las acciones, se trazan en las playas de la comuna de Licantén. La descripción de los lugares, del tiempo y del clima es magistral, donde a la luz del texto pareciera sentirse el ventarrón sureño de la Región del Maule, que cala hasta los huesos; con sus oscuras arenas, secas hacia el camino pero húmedas hacia las olas; y el cielo, arremolinado y gris en las mañanas, despejado en la tarde y cubierto de estrellas en la noche.
Por último, y no menos importante, valga consignar otro punto relevante de la obra: el rescate de la historia del pueblo. Disfrazada en los diálogos de algunos de sus personajes, el autor nos cuenta la raigambre picunche de la zona, las bondades de sus balnearios y la impronta de sus ediles. El texto “Extraños en Iloca” de Edward Grove, no solo relata en sus parajes la calidad humana de Hector Reyes, insigne alcalde de Licantén, sino que en la antesala del primer capítulo registra una dedicatoria “al mejor de todos nosotros”.
El epílogo del libro deja un buen bouquet en el lector, similar al que deja el merlot una tarde de verano. Esperamos vivos y atentos una segunda parte que entregue respuestas a los nuevos dilemas que entrega el remate de la obra. Sin ánimo de develar lo que el propio lector descubrirá por si mismo ¿Qué sucederá con el proceso judicial del malogrado pescador? ¿Libró de la justicia el abogado Alberto? ¿Quién se apropiará de la herencia de los Veliz? ¿Se volverán a reproducir los alienígenas en una nueva lluvia de meteoritos? ¿Cuál será entonces el plan de Facundo y su contingente de weichafes?
Lectores del mundo. Disfruten del paisaje lacustre del Lago Ness y de los bosques de Washington. Acá tenemos las playas de Iloca y con eso nos basta. ¡Ah… y con un merlot a orillas del fuego!

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